Una vez que se ha cumplido el contrato de alquiler, el inquilino se ha mudado y tu propiedad queda vacía, debes plantearte si quieres seguir como arrendador. Si la respuesta es afirmativa, deberás preparar bien la vivienda para acoger en condiciones al siguiente huésped.
En este artículo repasamos algunas de las tareas más importantes que tienes que acometer durante este período de transición. Desde la limpieza del inmueble hasta la actualización de contratos y documentos, aquí van algunas recomendaciones.
5 tareas imprescindibles durante el cambio de arrendatario
1. Inspección de la propiedad
Lo primero que debes hacer es realizar una inspección exhaustiva de la propiedad. Esto incluye revisar todas las habitaciones, electrodomésticos, sistemas (fontanería, electricidad, calefacción, etc.) y áreas comunes para detectar posibles daños.
Debes saber que el artículo 23 de la LAU establece que el inquilino deberá responsabilizarse de todas aquellas reparaciones causadas por el uso diario de la vivienda y no podrá realizar ninguna obra sin el consentimiento del casero. Por lo tanto, uno de los aspectos que deberás comprobar será si la vivienda está tal y como la entregaste en su día.
2. Reparaciones, mantenimiento y limpieza
Asegúrate de que en la vivienda sigue habiendo el mismo mobiliario y si se encuentra en buen estado. En caso contrario, si los muebles han sufrido alguna rotura o daño, podrás descontarle al inquilino su importe de la fianza del alquiler.
Cuando acabes con la inspección, una limpieza adecuada de superficies, mobiliario, ventanas, cocina y baño es esencial para garantizar que la propiedad estará en condiciones óptimas para el próximo inquilino.
Recuerda que si el inquilino se ha olvidado de algún objeto personal, deberás ponerte en contacto con él para devolvérselo. En el caso que no quiera recuperarlo, te recomendamos dejar por escrito esta renuncia.
3. Cambio de cerraduras
Por motivos de seguridad, te aconsejamos que cambies las cerraduras de la propiedad una vez que el inquilino se haya mudado. Con esto, garantizas que nadie más que tú y el nuevo arrendatario tenéis acceso a la vivienda.
En este sentido, si eres inquilino y estás leyendo este artículo, te interesará saber que, al mudarte a una nueva vivienda de alquiler, tienes derecho a cambiar la cerradura sin tener que comunicarlo antes al propietario o darle una copia de la llave.
4. Devolución del depósito de seguridad
Si retuviste un depósito de seguridad durante el contrato de alquiler, es importante seguir las leyes y regulaciones locales para su devolución.
Proporciona al inquilino una lista detallada de cualquier deducción realizada, respaldada por recibos y documentos. Cumplir con los plazos establecidos por la normativa es esencial para evitar problemas legales.
5. Revisión de contratos, documentos y seguro de hogar
El cambio de inquilinos es un buen momento para revisar y actualizar los contratos y documentos legales relacionados con tu propiedad.
Asegúrate de que todos los términos están alineados con las normativas de alquiler locales y considera la inclusión de nuevas cláusulas si es necesario. Mantén registros actualizados de todos los documentos relevantes para facilitar futuras referencias.
Por último, no olvides revisar regularmente las coberturas del seguro de tu propiedad para garantizar que siguen siendo las adecuadas. Ten en cuenta que el seguro de hogar del propietario cubre todo lo relativo al continente (materiales, estructura de la casa, etc.) y que es competencia del inquilino disponer de un seguro que proteja todo el contenido que se encuentre en el inmueble y sea suyo.
Si no tienes tiempo o experiencia para realizar todas estas tareas por ti mismo, considera la posibilidad de contratar a un administrador de propiedades o a una empresa de gestión de alquileres. Ellos pueden encargarse de todas las responsabilidades relacionadas con la propiedad, desde las inspecciones hasta la búsqueda del inquilino adecuado.