Período de carencia de hipoteca: ¿necesitas un respiro para seguir pagando tu vivienda?

Contratar una hipoteca trae consigo una obligación de la que es casi imposible escapar: abonar la cuota mensual. Para que sea más fácil sobrevivir en épocas complicadas para la economía familiar, algunos bancos ofrecen el período de carencia de hipoteca a sus clientes. Sigue leyendo si quieres saber en qué consiste esta solución y qué riesgos conlleva.

Tradicionalmente, en España siempre se ha preferido comprar una vivienda a alquilarla. Los activos inmobiliarios se ven como una inversión con futuro y proporcionan una sensación de seguridad muy valiosa para sus propietarios. Con todo, aunque adquirir un inmueble tiene múltiples ventajas, esta operación conlleva, por norma general, la contratación de una hipoteca.

Una vez la entidad bancaria concede un crédito hipotecario a uno de sus clientes, empieza la cuenta atrás para devolver el dinero prestado. En este sentido, es habitual que algunas personas lleguen a tener serias dificultades para hacer frente a sus cuotas. Ante esta situación, la mayoría de bancos de nuestro país ofrecen una solución: el conocido como período de carencia.

Gracias al período de carencia hipotecaria, en épocas de dificultades económicas, el titular del crédito puede pagar una cuota mensual más reducida, abonando sólo los intereses (carencia parcial o de capital), o, incluso, aplazar por completo algunas de las aportaciones de forma temporal (carencia total).

periodo de carencia hipoteca

¿Qué es el período de carencia de hipoteca?

El período de carencia de una hipoteca es una prórroga que puede solicitarse a partir del momento de la formalización del préstamo y que el banco concede a sus clientes a lo largo de varios meses o años. De hecho, la duración del período de carencia es variable y depende de lo que establezca la propia entidad bancaria.

Por ejemplo, si tomamos como referencia la hipoteca media en España (103.626 euros, con un interés del 3,35% a devolver en 21 años, según el Instituto Nacional de Estadística) y el período de carencia promedio que ofrecen los bancos en nuestro país (21 meses), el titular del préstamo pasaría de pagar una cuota de 573,23 euros al mes en condiciones normales a abonar 289,29 euros, es decir, casi un 50% menos de lo que pagaba anteriormente.

¿Cuándo es habitual hacer uso de la carencia de hipoteca?

Existen diferentes situaciones en las que es conveniente y muy útil hacer uso de este recurso. Normalmente, el período de carencia hipotecaria se suele solicitar si:

  • El titular se ha quedado en paro o ha sufrido una reducción de sus ingresos y no puede seguir abonando las cuotas mensuales del préstamo.
  • El titular prefiere empezar a pagar la hipoteca un poco más tarde, ya que se ha visto obligado a realizar un desembolso muy importante en la vivienda (compra, reformas, mobiliario, etc.).
  • El titular necesita tiempo para vender su vivienda actual. En este caso, lo habitual es solicitar un crédito puente, producto bancario que sirve para poder comprar un nuevo inmueble mientras el actual está en proceso de venta, y que suele incorporar un período de carencia parcial de uno o dos años para que la cuota mensual sea más baja.
  • El titular aún no puede entrar a vivir en su nueva propiedad porque el activo está en construcción o reforma y prefiere empezar a pagar la hipoteca cuando las obras hayan finalizado.

Inconvenientes de pedir un período de carencia hipotecaria

Lo primero que debes saber antes de acogerte a la carencia hipotecaria es que su concesión encarece el precio final del préstamo. A pesar de que durante el período de carencia la cuota mensual se reducirá de manera importante, cuando tu banco vuelva a aplicar las condiciones originales, la cuota será más elevada que al principio debido a los intereses.

Además, tras solicitar el período de carencia, también deberás realizar una novación de la hipoteca, es decir, volver a definir las condiciones del crédito. En la mayoría de los casos, este trámite viene acompañado de una comisión del 1% del capital pendiente en adelante, aunque puede ser incluso superior según el banco.

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Por último, antes de firmar nada, tendrás que leer muy bien la letra pequeña porque el período de carencia de hipoteca puede implicar otras condiciones como, por ejemplo, la contratación de productos bancarios adicionales o una subida del tipo de interés.

¿Todos los bancos contemplan esta opción?

No todas las entidades ofrecen la opción de la carencia de hipoteca, especialmente tras la crisis de 2008. De hecho, antes del estallido de la burbuja inmobiliaria la mayoría de bancos proporcionaban esta ventaja a sus clientes, pero ahora la situación es totalmente opuesta. 

Entre las firmas más conocidas en España, sólo Banco Santander en préstamos puente (carencia parcial); Bankia, Bankinter y Abanca en hipotecas autopromotor (carencia parcial), y Liberbank en caso de amortizar capital anticipadamente (carencia parcial) incorporan esta opción.

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Oficinas Banco Sabadell

Si te decantas por uno de estos bancos porque piensas que posiblemente tendrás que acogerte a este recurso puntual, debes saber que existen una serie de requisitos que tendrás que cumplir, sobre todo relacionados con tu situación económica.

Pese a esta premisa inicial, gracias a la Ley de Segunda Oportunidad, las personas en situación de vulnerabilidad o exclusión deberían tener acceso a un período de carencia en su hipoteca (parcial y de hasta cinco años), al menos en aquellas entidades bancarias que, a partir de 2012, decidieron adherirse al Código de Buenas Prácticas publicado en el Boletín Oficial del Estado (BOE).

¿Qué alternativas a la carencia hipotecaria existen?

Como hemos visto, el período de carencia es una especie de tiempo muerto para que el titular de la hipoteca pueda reorganizar su economía antes de volver a hacer frente a las cuotas mensuales pactadas en un principio.

Aparte de esta solución, existen otras alternativas que podrían serte de utilidad en una época complicada. La primera consiste en alargar el plazo de la hipoteca para reducir la cuota mensual. No obstante, se trata de una opción que también conlleva gastos extra: se generarán más intereses y tendrás que abonar la comisión por novación (alrededor de un 1% sobre el capital pendiente).

También puedes negociar una bajada del tipo de interés con tu banco o suprimir los productos asociados a la hipoteca que tienes contratados con tu entidad financiera. Sea cual sea tu decisión, no olvides pedir el asesoramiento y consejo adecuado para evitar cláusulas abusivas o malentendidos antes de cerrar cualquier acuerdo.