Cada vez más personas ven en la construcción de casas pasivas una oportunidad de ahorro. De hecho, es uno de los métodos que han ganado más popularidad en los últimos años gracias a que ayuda a reducir de manera considerable los costes de calefacción y refrigeración de los edificios.
Las principales ventajas de un proyecto de casa pasiva son la durabilidad, la alta calidad del aire, el confort de los ocupantes y un ahorro potencial de energía. Sin embargo, construir una vivienda según el estándar Passivhaus es todo un reto técnico.
¿Qué es una casa pasiva?
El diseño de casas pasivas se originó en Alemania a finales de la década de los ochenta. Actualmente, el concepto Passivhaus no es sólo conocido en este país europeo; se ha extendido a muchos otros territorios y zonas climáticas, hasta superar los 60.000 proyectos de casas pasivas en todo el mundo.
Las casas pasivas son edificios ecológicos, construidos para que sus habitantes puedan lograr el confort con el menor consumo de energía posible. Se trata de viviendas que no dependen de los sistemas de calefacción, ventilación y aire acondicionado tradicionales y que consumen entre un 75% y un 95% menos de energía que un edificio tradicional.
Gracias al uso de energías renovables, un buen aislamiento y sistemas eficientes de ventilación, entre otros, los principios de la casa pasiva pueden aplicarse tanto en construcciones nuevas como en reformas, y en edificios de cualquier tipo y tamaño.
Los 10 beneficios de una casa pasiva
La construcción de casas pasivas abre las puertas a ambientes interiores agradables, saludables y por los que hay que pagar muy poco en concepto de calefacción y refrigeración.
Las ventajas principales de las casas pasivas son:
- Ahorro de costes a largo plazo gracias a la eficiencia energética.
- Reducción de las emisiones de dióxido de carbono.
- Amplia gama de materiales aislantes y de sistemas mecánicos compactos para una mayor libertad y flexibilidad en el diseño de la vivienda.
- Mayor calidad del aire y temperaturas interiores uniformes.
- Mayor calidad de los materiales utilizados: madera (muros de carga, cubiertas, pilares, etc.), corcho (muros, forjados, cubiertas, etc.), celulosa (aislamiento térmico y acústico), termoarcilla (aislamiento térmico), vidrio, acero inoxidable, pinturas naturales, etc.
- Mayor aislamiento, no sólo para retener el calor y el frío, sino también para insonorizar la vivienda y evitar la entrada de malos olores desde el exterior.
- Posibilidad de optar a subvenciones y beneficios fiscales para sufragar los costes de la vivienda.
- Aumento del valor de la vivienda: un edificio certificado con el estándar Passivhaus tiene una revalorización estimada de un 20%.
- Fácil adaptación de la vivienda a las necesidades de los propietarios: toda la casa se controla automáticamente, recogiendo y analizando datos como la temperatura, el gasto energético o el funcionamiento de los sistemas de forma muy sencilla para el usuario.
- Mayor aprovechamiento de la luz solar, ya que son casas muy bien orientadas para captar toda la energía solar posible de una forma u otra.
Retos vinculados a la construcción de una casa pasiva
Acabamos de repasar los principales beneficios ligados a la construcción de una casa pasiva, pero un proyecto de este tipo requiere de conocimiento y del acompañamiento y asesoramiento de buenos profesionales.
En primer lugar, hay que tener en cuenta que los costes iniciales de levantar una casa pasiva son entre un 10% y un 30% superiores a los de una edificación tradicional. Además, en lugares con inviernos muy fríos o veranos muy calurosos, es necesaria la instalación de sistemas de calefacción y refrigeración de apoyo, lo que aumenta el precio de forma considerable.
Es por este motivo, que a la hora de tomar una decisión, los propietarios deben sopesar el ahorro en servicios públicos y los costes de construcción, y decidir si la rentabilidad de la inversión es lo suficientemente atractiva o no.
Trabajar con un contratista experimentado es muy importante en el desarrollo de una casa pasiva para aprovechar al máximo todas las oportunidades de ahorro de la vivienda. Por ejemplo, el puente térmico es uno de los problemas más comunes que afectan a esta tipología de edificios: se produce cuando las capas de aislamiento se desplazan, creando un punto con grandes pérdidas de calor. Esto puede tener un gran impacto en la eficiencia energética de los proyectos Passivhaus.