Las viviendas prefabricadas son una alternativa más sostenible y económica que las casas convencionales. A continuación, ahondamos en los puntos fuertes y débiles de este tipo de activos y los permisos que debes obtener para residir en uno de ellos de forma legal.
Algunas empresas ya se han lanzado al negocio de las casas prefabricadas. Entre ellas se cuentan startups como la valenciana Onarc y multinacionales como el gigante sueco IKEA. Aunque todavía es pronto para saber si este nuevo modelo de vivienda pondrá patas arriba el mercado residencial español, que pequeños y grandes empresarios hayan apostado por este tipo de activos da que pensar.
Una vivienda prefabricada dista mucho de un inmueble convencional y no es lo mismo que una casa industrializada o modular. Se trata de una vivienda que se construye por completo en un taller y que posteriormente se transporta a la parcela de una sola pieza o dividida en secciones. Sobre el terreno, los únicos trabajos que se realizan son el acondicionamiento del solar, la cimentación y la instalación del inmueble en la plataforma de apoyo.
Es una tipología de hogar que trae consigo muchas ventajas y algún que otro inconveniente. Además, pese a no ser una construcción tradicional, para instalar una vivienda prefabricada de manera legal también se necesitan una serie de permisos. Sigue leyendo para descubrir qué debes tener en cuenta a la hora de comprar una vivienda prefabricada.
Ventajas e inconvenientes de las viviendas prefabricadas
La principal ventaja de las casas prefabricadas es que, por regla general, son viviendas que cuestan de media un 30% menos que un inmueble convencional. Dependiendo de factores como las dimensiones, el material con el que están hechas y el valor de la parcela donde irán ubicadas, el precio de este tipo de activos suele oscilar entre los 25.000 y los 200.000 euros.
Por otro lado, son viviendas que pueden estar listas en pocas semanas. El tiempo de edificación e instalación de una casa prefabricada es mucho menor que el de una casa tradicional si su diseño parte de un catálogo. Tenerlo todo bajo control hace posible que la empresa pueda optimizar los procesos de construcción y sea capaz de reducir al máximo los errores o defectos de calidad.
Precisamente, la poca flexibilidad de las casas prefabricadas suele ser, en algunas ocasiones, un inconveniente para muchos clientes. Salirse de lo establecido en el catálogo con cualquier mejora o detalle personalizado incrementa el precio del proyecto de manera considerable, pudiendo igualar (o incluso superar) el de una vivienda de construcción tradicional.
Además, hay que tener en cuenta que se trata de viviendas que necesitan un mantenimiento más exhaustivo que el de una casa convencional. Con todo, esto dependerá del material utilizado para construir la casa: a mayor calidad, menor exigencia (por ejemplo, las construcciones de madera de pino o abeto sólo requieren de una aplicación de barniz cada cuatro o cinco años).
Por último, una de las mayores ventajas de las viviendas prefabricadas es que son mucho más sostenibles que los inmuebles tradicionales, sobre todo desde el punto de vista de la gestión de los recursos y los residuos. Para abaratar costes, la energía empleada en el proceso de construcción se optimiza al máximo y la mayoría de materiales que se utilizan son reciclados.
Trámites para instalar una casa prefabricada
A día de hoy, y a falta de una normativa específica para este modelo de vivienda, existe una regulación para las casas prefabricadas fijas y otra para las que no están ancladas al suelo. Veamos las diferencias entre cada una de ellas.
Si la casa prefabricada está anclada al suelo:
- Se considera un bien inmueble y recibe el mismo trato que una vivienda convencional.
- Sólo está permitida en suelo urbano.
- Su proyecto de construcción debe estar aprobado por el Colegio de Arquitectos.
- Requiere de un estudio previo del terreno (topográfico y geotécnico), licencia urbanística, licencia de primera ocupación y cédula de habitabilidad.
- Debe cumplir con los requisitos de la Ley de Ordenación de Edificios (LOE), el Código Técnico de Edificación (CTE) y las condiciones residenciales que establece el Plan General de Ordenación Urbana de cada municipio (altura máxima permitida, metros cuadrados edificables, etc.).
- Tiene que estar inscrita en el Registro de la Propiedad y, por lo tanto, puede alquilarse o venderse como cualquier bien inmueble.
Si la casa prefabricada es móvil:
- No se considera un bien inmueble y está regulada por el artículo 335 del Código Civil y la norma UNE-EN 1647:2019.
- Debe ser autosuficiente y no depender de terceros para el suministro de agua, luz, etc.
- No requiere licencia de obra, pero sí un permiso de ubicación que deberá expedir el ayuntamiento.
- No tiene que estar inscrita en el Registro de la Propiedad.
- Que se pueda colocar o no en terreno rústico dependerá de la normativa de cada comunidad autónoma.
En aquellos casos en los que no se respete la normativa vigente y se instalen casas prefabricadas fijas o móviles en un solar sin seguir las indicaciones establecidas, las sanciones pueden ser millonarias. La cuantía de la multa dependerá de la región en la que se haya cometido la infracción; en la Comunidad de Madrid, por ejemplo, las sanciones graves oscilan entre los 30.000 y los 600.000 euros y las muy graves pueden llegar hasta los tres millones de euros.