Mientras que la ubicación, el precio o la rapidez del proceso de compra son algunos de los puntos fuertes de las viviendas de segunda mano, los inmuebles de obra nueva son perfectos para aquellos compradores con capital para invertir, ideas claras y mucha paciencia.
Quieres y vas a comprar tu primera vivienda. Has tomado una decisión y has descartado por completo la opción de alquilar, pero ahora se te plantea un segundo dilema: tener que escoger entre un inmueble de segunda mano y un activo de obra nueva. Cada una de estas alternativas que te ofrece el mercado residencial tiene sus ventajas, pero también sus inconvenientes.
El precio, la ubicación o las demandas específicas del comprador en cuanto a diseño o distribución del espacio suelen ser algunas de las principales características que pueden decantar la balanza hacia un lado u otro. Pero hay incluso algunas más.
A continuación, apuntamos tanto los puntos fuertes de comprar una vivienda sobre plano como de adquirir un inmueble de segunda mano para que puedas dejar atrás tus dudas y compres tu primer activo inmobiliario con total seguridad.
Ventajas de comprar una vivienda de segunda mano
Podríamos definir una vivienda de segunda mano como aquella que ha tenido al menos un dueño o ha sido arrendada durante dos años y el nuevo propietario no es el antiguo inquilino. La primera ventaja de comprar un activo de esta tipología es, obviamente, el precio por metro cuadrado. De hecho, en el 99,9% de los casos, un inmueble usado será más barato que uno de obra nueva ubicado en la misma zona y con las mismas características.
En este sentido, la presión fiscal también es menor cuando hablamos de viviendas de segunda mano. En este caso, sólo se tiene que abonar el Impuesto de Transmisiones Patrimoniales, que en la mayoría de comunidades autónomas se sitúa entre el 6% y el 8% del precio de compra del activo. Por el contrario, al adquirir una vivienda de obra nueva se paga un IVA del 10% y, siempre que se contrate una hipoteca, entre el 0,5% y el 1,5% del Impuesto de Actos Jurídicos Documentados.
La localización es otro de los factores que suelen jugar a favor de las viviendas de segunda mano. Los compradores que prefieren vivir en los centros urbanos y tener fácil acceso a servicios y a transporte público suelen decantarse por las viviendas usadas, debido a la escasa oferta de suelo urbanizable que hay en las grandes ciudades.
Ventajas de comprar obra nueva
La compra de una vivienda de obra nueva suele ser sobre plano, ya que el inmueble no se ha levantado aún o está en fase de construcción. Es por este motivo que, si no tienes prisa y te interesa adquirir un activo de mayores dimensiones y que se adapte perfectamente a tus necesidades y gustos, estamos ante tu mejor opción.
Ten en cuenta que, antes de firmar ningún contrato, la promotora o la cooperativa con la que vayas a cerrar el acuerdo debe entregarte los planos y una memoria de calidades, e informarte de aspectos como: la superficie útil del inmueble; la distribución del espacio, las zonas y servicios de uso común; el trazado de las redes eléctricas, agua, gas y calefacción, o las medidas de seguridad contra incendios.
Además, aparte de poder asegurarte de que el diseño de tu casa será actual y funcional, también tendrás derecho a conocer con antelación los materiales y aislamientos que se usarán en la construcción de la vivienda. Esto será clave para poder garantizar otra de las ventajas de comprar un inmueble de obra nueva: la calidad del activo.
No hablamos sólo de confort, sino también de eficiencia energética y de ahorro. Ten en cuenta que las viviendas recién construidas suelen incorporar los últimos avances en materia de aislamiento térmico y aprovechamiento de energías renovables, y, además, te salvan de gastos extra por derramas y obras de adecuación y mantenimiento durante un período de más de veinte años.
Por último, cuando la vivienda es de obra nueva, la Ley de Ordenación de la Edificación (LOE) otorga a los propietarios unos plazos de garantía en función del tipo de desperfecto que se dé en el activo. Todos los agentes que han intervenido en la construcción del inmueble deben asumir su responsabilidad si se producen defectos estructurales, por ejemplo, en vigas, pilares, forjados, cimentación o muros de contención en un período de diez años; si se detectan problemas que afectan a la habitabilidad del inmueble en un plazo de tres años, o si existe algún desperfecto de acabados durante el primer año de vida útil de la vivienda.
En cualquier caso, ya sea vivienda de obra nueva como de segunda mano, si tienes capital disponible, invertir en un activo residencial es una buena manera de sacar rentabilidad a tus ahorros. Ten presente que, actualmente, los tipos de interés de las hipotecas se sitúan en niveles bajos, que existen ventajas fiscales vinculadas con este ámbito y que los cambios de ciclo en el sector inmobiliario son mucho más leves que en otros mercados.