El senior living nace para satisfacer las inquietudes de las personas mayores de 65 años que quieren vivir en comunidad sin perder su independencia. No pases por alto este artículo si te interesa saber por qué España se ha convertido en una ubicación de referencia para este tipo de proyectos inmobiliarios.
Las necesidades de las personas mayores de 65 años han cambiado mucho en las últimas décadas. Lejos de ser un colectivo pasivo y totalmente dependiente, se trata de hombres y mujeres que habitualmente gozan de una buena capacidad física e intelectual, que no quieren renunciar a su autonomía y que desean seguir participando de forma activa en la sociedad.
Con la jubilación también llegan las ganas de cambiar de aires y de alojarse en un entorno que les proporcione compañía y entretenimiento a la par que asistencia médica y seguridad. Para dar respuesta a esta demanda nace el concepto de senior living: un nuevo modelo de vivienda similar al de las residencias de mayores, pero con algunos matices.
En este tipo de comunidades para la tercera edad, sus habitantes no sólo disponen de un apartamento adaptado a sus necesidades, sino que también disfrutan de espacios en los que pueden compartir experiencias e intereses con el resto de inquilinos. Pese a que el senior living tiene mucho éxito en territorios con un buen nivel socioeconómico en los que, además, la esperanza de vida es elevada, todavía no es un modelo muy explotado en nuestro país.
España, un diamante en bruto para los líderes europeos en ‘senior living’
Los principales inversores y operadores mundiales de viviendas para la tercera edad ya han puesto el ojo en España como un mercado potencial para iniciar proyectos de senior living. Según el último informe de Savills Aguirre Newman, las principales razones de este fenómeno son el creciente envejecimiento de la población española y la calidad de vida de sus habitantes.
Población de entre 55 y 75 años que residirá en España en 2030 (previsión)
El clima mediterráneo, la seguridad, la gastronomía y la oferta cultural son algunos de los aspectos mejor valorados por las personas que viven en España y también por aquellas que desean hacerlo a corto o medio plazo. No obstante esto, las necesidades y demandas del target nacional e internacional mayor de 65 años en cuanto a alojamiento son bastante diferentes, como veremos a continuación.
Por un lado, los inversores tienen muy presente que el primer grupo prefiere disfrutar de sus últimos años de vida en residencias que estén ubicadas cerca de sus familiares y amigos. Es por eso que los proyectos de senior living destinados a clientes españoles se ubican en ciudades muy pobladas, donde se concentran los habitantes con mayores niveles de renta, como Cataluña, el País Vasco, las Islas Baleares y Madrid. “Tradicionalmente, en estas localidades se ha observado una mayor tendencia a que las personas mayores se independicen de su familia, yéndose a vivir a una residencia cuando empiezan a necesitar asistencia diaria”, se afirma en el estudio.
Por otro lado, los clientes extranjeros prefieren en mayor medida las zonas costeras que los núcleos urbanos. Hablamos de un perfil de residente mayor de 55 años, procedente sobre todo del centro o del norte de Europa, que se caracteriza por ir a la caza de proyectos muy concretos de senior living: en formato de resort o urbanización y ubicados en parcelas más grandes para poder disfrutar de una gama más amplia de servicios y actividades.
¿Qué tipo de alojamientos predominan en el mercado del senior living?
Los operadores de senior living que trabajan en España son grupos promotores especializados en el mercado residencial que han optado por diversificar su actividad. El informe señala varios de ellos: Fórum Mare Nostrum; Trabensol y Vitápolis (que han puesto en marcha cooperativas) o Adorea-DomusVi y CK Senior (empresas centradas en geriatría que han ampliado su oferta para atraer a clientes de más de 65 años que no requieren asistencia médica).
Actualmente, los tipos de alojamiento que predominan en el segmento residencial del senior living son los siguientes:
- Tarifa “todo incluido”. El residente paga una cuota mensual por el alojamiento y por todos los servicios y actividades que se ofrecen, independientemente de la frecuencia con la que los utilice.
- Tarifa mensual que cubre el alojamiento y la pensión completa (o media pensión). El resto de las actividades y servicios no están incluidos y siguen un criterio de “pago por uso”.
- Derecho de uso y disfrute durante un periodo determinado de tiempo. Si el inquilino quiere disfrutar de los servicios y actividades que se ofrecen en la comunidad, deberá abonar una cuota mensual.
- Compra de participación. El cliente adquiere una participación en la urbanización (correspondiente a una vivienda) y, a diferencia de la opción de derecho de uso y disfrute, puede transferirla a un tercero. Los servicios y actividades se pagan aparte.
Todas estas modalidades de senior living pueden agruparse en dos categorías: mercado residencial de alquiler o de compraventa. En el caso del arrendamiento, la tarifa mensual oscila entre los 1.600 y los 2.000 euros mensuales. Siempre hay rentas más asequibles, de alrededor de 700 euros al mes, y más elevadas, de hasta 5.000 euros al mes. Todo dependerá de la ubicación, la calidad de las viviendas y los servicios incluidos en la cuota mensual.
Si hablamos de compraventa (derecho de uso temporal o vitalicio), las viviendas de senior living menos exclusivas se ofrecen por unos 50.000 euros y están habitualmente situadas en entornos rurales. Los proyectos de gama media tienen un precio de 200.000 euros y los de lujo pueden superar los 500.000 euros. Como siempre, los residentes deben abonar una cuota mensual para disfrutar de las actividades y servicios comunitarios.
¿Por qué ha aumentado el apetito inversor en senior living?
Desde el punto de vista de la inversión, se trata de un mercado con gran potencial a medio y largo plazo. Según se explica en el estudio, “el cliente final de este producto, la llamada ‘economía plateada’, es una persona con buena salud y poder adquisitivo, que genera seguridad entre los inversores inmobiliarios”. Además, es un segmento que ofrece una rentabilidad muy elevada (“en régimen de arrendamiento de 20 años supera el 5,5% triple neto”).
Los proyectos desarrollados hasta ahora en España han sido, en la mayoría de casos, de senior cohousing. Pese a este predominio de las cooperativas, se espera que, en los próximos años, en el mercado del senior living predominen los acuerdos entre el inversor o propietario de la promoción y un gestor de activos inmobiliarios especializado en este segmento.
De hecho, los consultores de Savills Aguirre Newman reconocen que para que este tipo de proyectos tengan éxito, aparte de contar con suficiente financiación, es imprescindible contratar a profesionales que conozcan a la perfección las necesidades e intereses del target sénior.